Equipo de ProPopulus
Los chopos constituyen una parte fundamental del paisaje europeo. La evidencia histórica muestra que los chopos nativos en el valle del Po fueron fuertemente explotados en la época romana. Sin embargo, no fue hasta finales del siglo XVIII cuando las choperas se convirtieron en un cultivo adecuado para la extracción de madera en Europa.
Hoy en día, las plantaciones de chopos en Europa se concentran en España, Hungría, Italia y Francia, el país europeo con mayor concentración de chopos, donde la industria del chopo genera 12.000 puestos de trabajo locales directos no reubicables y otros tantos indirectos.
Pero son muchos los beneficios ambientales y paisajísticos que aportan las plantaciones y los bosques de chopos gestionados más allá de los económicos y sociales que ofrecen en términos de materia prima para la industria de transformación de madera, fijación de la población en las zonas rurales mediante la creación de empleo directo e indirecto y crecimiento económico para zonas rurales.
En definitiva, los bosques y plantaciones de chopos ofrecen un valor considerablemente superior al que económicamente se puede obtener vendiendo madera. Son una gran fuente de servicios ecosistémicos, que son los beneficios que la naturaleza brinda a la sociedad y que hacen posible la vida humana al regular las enfermedades y el clima, facilitar la polinización y la formación del suelo, y brindar valor recreativo, cultural y espiritual.
Los chopos preservan los suelos y el agua
Las plantaciones y bosques de chopos pueden regular y reducir la escorrentía superficial, así como fijar sedimentos y otros contaminantes de suelos o cultivos. También es destacable su capacidad para proteger caudales de agua. Sus raíces mejoran la infiltración en zonas inundables, produciendo un efecto de inundación que ayuda a reducir los impactos negativos de las crecidas de los ríos.
Las plantaciones y los bosques de chopos se utilizan comúnmente para la fitorremediación, es decir, el «uso de plantas para la remediación in situ de suelos, sedimentos de lodos y aguas freáticas contaminadas mediante eliminación, degradación o confinamiento».
Impulsor de la biodiversidad
Los bosques y plantaciones de chopos también contribuyen a la preservación de la biodiversidad, ya que debajo de ellos prosperan megaphorbias (especies de hierbas gigantes) como la fritillaria de gallina de guinea u otras plantas raras.
Asimismo, algunos alamedas y bosques albergan garcetas, y otros, cuyo estrato arbustivo está desarrollado, albergan una fauna particular.
Sumidero de carbono
Y como todos los árboles de crecimiento rápido, el chopo tiene una excelente capacidad para purificar el aire al capturar CO2 y almacenarlo en la biomasa de los árboles. En un año, una hectárea de chopo puede capturar 11 toneladas de CO2.
Pero ¿qué significa eso? Pues bien, una tonelada de CO2 equivale a las emisiones medias de dióxido de carbono de un pasajero en un viaje de ida de París a Nueva York. Así, en un año una hectárea de chopo captaría el CO2 equivalente a 11 personas que viajan de París a Nueva York. Además, el dióxido de carbono contenido en los árboles crecidos queda almacenado en los troncos y en los tableros fabricados con ellos.
Sabía que
- Los chopos depuran el agua ya que actúan como filtros verdes absorbiendo nitratos y sedimentos.
- Los chopos combinan bien con la agrosilvicultura y también se pueden plantar en tierras que de otro modo serían inútiles, optimizando así el uso de la tierra.
- La existencia de bosques y plantaciones de chopos en el entorno de las riberas hace que sean utilizados por la fauna local como corredores ecológicos para su dispersión.
- El chopo no tiene un papel especialmente eutrofizante ni acidificante: su influencia es similar a la de otras especies de ribera caducifolias.