Equipo ProPopulus
Sin duda, el Covid-19 ha golpeado fuertemente la economía dejando a millones de personas sin trabajo en todo el mundo. Pero la pandemia también ofrece una oportunidad para cambiar el juego y acelerar la transición hacia una nueva bioeconomía ecológica transformando los actuales medios de producción y ayudando a los trabajadores cualificados en la transición hacia industrias más resilientes y ecológicas.
Como se muestra en el estudio del MIT Skillscape Project, las habilidades se pueden transferir de una industria a otra, aunque inicialmente los puestos de trabajo pueden parecer muy diferentes. En una nueva economía circular de base biológica, esto podría significar una oportunidad para millones de trabajadores que han sido despedidos debido a la pandemia.
Según una investigación dirigida por Michael Chui y publicada recientemente por la consultora estratégica McKinsey & Company, la bioeconomía global está a punto de despegar y se espera que tenga un impacto de aproximadamente 3.5 billones de euros al año durante los próximos 10 a 20 años. El equipo de Chiu analizó el efecto de 400 aplicaciones de innovaciones biológicas que existen hoy en día, principalmente en el campo de la biología sintética, “un campo de la ciencia que implica el rediseño de organismos con fines útiles mediante la ingeniería para que tengan nuevas habilidades”.
La biología sintética es una tecnología habilitadora que impulsa cambios radicales en diferentes industrias que les permite fabricar productos a base de productos bioquímicos, desde productos biomédicos hasta productos agrícolas. Pero también en la industria de la moda, por ejemplo, donde las compañías de biotecnología están introduciendo métodos y materiales de producción innovadores, como Lyocell, una fibra hecha de celulosa a partir de pulpa de madera.
Se está creando una economía circular de base biológica con ejemplos de productos de base biológica que aparecen en todas partes, como MycoWorks que produce «cuero» a partir de hongos y otros subproductos agrícolas. O Bolt Threads, que está desarrollando formas de producir seda de araña masivamente. Este súper material que se produce naturalmente puede procesarse en diferentes formatos, incluidas las estructuras 3D. La madera programable es otro ejemplo de estos innovadores productos de base biológica que cambiarán la fabricación y el consumo tal como lo conocemos.
Pero aún queda mucho por hacer. Especialmente cuando se trata de formular políticas e invertir.
Para impulsar una bioeconomía circular que utilice capital natural renovable para transformar y gestionar nuestros sistemas de tierra, alimentos, salud e industriales, es necesario impulsar la innovación orientada a la misión, atraer inversiones y repensar los modelos y mercados comerciales.
En Europa, se están dando pasos, como el European Green Deal y la estrategia Farm to Fork recientemente lanzada por la Comisión Europea. También se ha lanzado un Plan de Acción de 10 puntos para crear una bioeconomía circular dedicada al bienestar sostenible, coordinado por Marc Palahí, Director del European Forest Institute, en respuesta a «la llamada de Su Alteza Real el Príncipe de Gales a invertir en la naturaleza como el verdadero motor para nuestra economía».
Este plan de acción está destinado a servir como documento guía para una nueva Alianza Circular de Bioeconomía, que será establecida por Su Alteza Real el Príncipe de Gales bajo su Iniciativa de Mercados Sostenibles, con el objetivo de acelerar una transición de toda la industria hacia mercados sostenibles y una rápida descarbonización.