Equipo ProPopulus
A medida que el mundo avanza hacia una bioeconomía verde más limpia, se están desarrollando nuevas investigaciones sobre los usos de la corteza y las hojas de chopo y sus posibles fitoquímicos como coproductos de valor agregado a través de la biorrefinería.
Recientemente, un equipo de investigadores dirigido por el profesor de bioquímica John Ralph PhD’82, con sede en el Great Lakes Bioenergy Research Center (GLBRC), en Wisconsin (EE. UU.), ha sido galardonado con una patente de un método para sintetizar paracetamol, también conocido como acetaminofén, de una molécula que se encuentra en la lignina del chopo. Este nuevo método ofrece una alternativa renovable al actual proceso de fabricación que utiliza productos químicos de alquitrán de hulla.
El Centro de Investigación de Bioenergía de los Grandes Lagos (GLBRC) es un Centro de Investigación de Bioenergía financiado por el Departamento de Energía de EE. UU., dirigido por la Universidad de Wisconsin – Madison. Su misión es crear biocombustibles y bioproductos económicamente viables y ambientalmente sostenibles.
Paracetamol de chopo
La estructura del paracetamol es relativamente simple, explican los científicos: un anillo de benceno de seis carbonos con dos pequeños grupos químicos unidos. Los chopos forman naturalmente una estructura notablemente similar, llamada p-hidroxibenzoato, que está adherida a la lignina. El material vegetal ofrece la ventaja química de partir de una molécula que ya tiene algo de la estructura deseada, mientras que los petroquímicos más complejos primero deben reducirse a pilares moleculares básicos antes de reconstruirse en los compuestos deseados.
Según el equipo de investigación, el nuevo método es económico y se basa en un proceso de pretratamiento de biomasa desarrollado previamente en GLBRC. “Ganar dinero con cualquier producto secundario ayuda a impulsar la economía de la biorrefinería. En muchos casos, estos productos son incluso más valiosos que el combustible”, explica Ralph.
Pero, ¿qué es la biorefinación? Según la definición de la Agencia Internacional de la Energía, la biorrefinación es “el procesamiento sostenible de biomasa en un espectro de bioproductos (alimentos, piensos, productos químicos, materiales) y bioenergía (biocombustibles, energía y / o calor)”.
“A medida que las industrias se preparan para alejarse de una economía basada en combustibles fósiles, tener preparadas rutas basadas en biomasa será una pieza esencial de ese proceso”, declara Ralph. Para él, esta es una oportunidad «para hacer un producto farmacéutico ‘verde’ de alta demanda a partir de plantas en lugar de combustibles fósiles».
Un árbol con propiedades medicinales
El chopo no es ajeno a los usos médicos. El médico griego Pedanius Dioscórides (nacido en el 40 d. C., Anazarbus, Cilicia, muerto en el 90) escribió sobre el uso del chopo en el tratamiento de la gota. Su obra De materia médica fue el texto farmacológico más importante durante 16 siglos.
A lo largo de la historia, otros científicos de renombre como el médico y boticario inglés Nicholas Culpeper (1616-1654) y el naturalista y botánico sueco Carl von Linné, escribieron extensamente sobre las propiedades medicinales del chopo y sus usos en el tratamiento de diversas enfermedades, desde dolor de oído a la disentería, las quemaduras y el dolor artrítico.
Una de las razones es que el chopo es rico en salicina. Este es un agente antiinflamatorio que se encuentra en la corteza de las especies de Populus y los sauces, así como en las hojas de los chopos. La salicina también contiene flavonoides, que son compuestos vegetales que reducen la inflamación, y taninos antibacterianos. Cuando se ingiere, la salicina es metabolizada por la flora intestinal en saligenina. Este es posteriormente metabolizado por el hígado en ácido salicílico. Históricamente, el origen de la aspirina que usamos hoy en día es la salicina.