Los bosques gestionados de manera sostenible permiten obtener productos derivados de la madera procedentes de árboles cosechados a la edad adecuada. Por su parte, las plantaciones optimizan el uso de la tierra y el suministro de materia prima, eliminando así la presión sobre los bosques para la obtención de materia prima. Es crucial entender que los requisitos ambientales para la conservación de las áreas forestales no excluyen una actividad productiva responsable. De hecho, son actividades compatibles.
Debemos pensar en cómo podemos ser más eficientes en la producción de madera como materia prima. Lo más importante es que los bosques deben ser gestionados para garantizar que los árboles sean cosechados a la edad adecuada y en las mejores condiciones, que sean replantados correctamente y así proteger la flora y la fauna y preservar el ecosistema en su conjunto.
Las plantaciones son una forma inocua de ayudar la Naturaleza a proporcionar más recursos, ya que optimizan la cantidad y calidad de la madera. A su vez, quitan el estrés de los bosques naturales para proporcionar materia prima. Podemos decir que las plantaciones ayudan a la Naturaleza a ser más productiva al tiempo que proporcionan a la economía un excelente material que es natural, renovable, sostenible, reutilizable, reciclable e inagotable.
En las plantaciones y bosques gestionados, los árboles son plantados, cultivados y crecen de la manera más eficiente, al igual que otros cultivos en la agricultura, sin utilizar OGM (organismos genéticamente modificados). Todos los chopos cortados se replantan, mientras que en los bosques no gestionados no se corta ni se replanta convirtiéndose en tierra abandonada que no sirve para nada ni para nadie. Es crucial entender que los requisitos ambientales para la conservación de las áreas forestales no excluyen una actividad productiva responsable. De hecho, son compatibles y, en realidad, renunciar al desarrollo forestal implica renunciar a la generación de empleo e ingresos en las áreas rurales.